EXCURSIÓN DE FIN DE CURSO 6º E.P. A CASA DA TERRA

Al llegar a nuestro destino, nos recibieron tres monitores y tres
perros que se harían inseparables durante toda la jornada.
Empezamos con un juego de presentación, después los dividieron en
dos grandes grupos y cada grupo inventó su grito de guerra. A continuación
vino la
búsqueda del tesoro con numerosas pruebas para conseguir un trozo del
mapa. Nos reímos un montón. Hubo
adivinanzas, todo tipo de carreras, de lado, como cangrejos, hacia atrás, como
ranas, como canguros, carrera de huevos... el juego de la manzana, pasarse
la pelota sentados en cadena, juegos con globos… En definitiva, un sinfín de
pruebas, a toda marcha, para ver qué grupo ganaba ¡Fue muy divertido!
Al mediodía, comimos todos juntos en el comedor de la granja y de
sobremesa pasamos un rato entrañable viendo las fotos del usb, con las que desde el APA obsequiamos a
todos los niños que finalizan sexto. Sin duda, las de los primeros años en el
colegio fueron las de mayor éxito. Nos echamos unas buenas risas...
Por la tarde, los dividieron en tres grupos y pasaron a disfrutar
de las otras actividades que teníamos planificadas: la ruta en bici, tiro con
arco y descenso en tirolina. 

La rutas en la bici eran de una hora; el primer turno se marcó el
gran sprint y necesitó mucho menos ¡Se lo pasaron de lo lindo! Mientras,
otros estuvieron afinando puntería con el arco y el tercer grupo se lanzaba dos
veces cada uno por la tirolina. Una vez que los tres grupos pasaron por todas
las actividades, tuvimos una pausa para merendar y descansar un poco en las
hamacas.
Apenas pasó media hora, volvieron a la carga repitiendo las
actividades según el gusto de cada uno y las veces que quisieron. Algunos,
incansables, aún se animaron a jugar al volleyball.
Tan entretenidos estaban que el tiempo pasó volando y pronto llegó
la hora de irse. Todos estaban felices, se lo pasaron en grande y encima
tuvimos la suerte de que nos acompañó un espléndido día de sol.
El camino de vuelta se hizo más corto y, aunque cansados, seguían con
sus risas y bromas. A mitad del trayecto, y tras una breve parada, la última sorpresa ¡¡¡tres cajas de regalices de picapica!!! Se
las merecían porque se portaron muy bien.
Podemos deciros que nos maravilló su compañerismo. Aún con las diferencias de cada uno y sus distintas afinidades, pudimos sentir que entre ellos no existen grupos. Son todos uno ¡ Felicidades!
Rocío
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