Excursión 3º EP a Fervenza

Los niños y niñas estaban esperando con ilusión el día 30 de marzo para poder ir de excursión con sus amigos y dormir una noche con ellos.

Y por fin llegó el día. El viaje se hizo largo porque todos estaban deseando llegar para escoger las literas, ver las habitaciones y comenzar la gran aventura.

Pero en cuanto llegamos los monitores ya nos estaban esperando para tomar un temtempié. ¡Qué pena, las literas y las habitaciones tendrían que esperar!

Divididos en dos grupos comenzaron las actividades de la mañana. Unos nos fuimos al rocódromo y a la tirolina y otros se quedaron viendo los animales de la granja. Después se turnaron, y es que la mañana dio para mucho.

La tirolina gustó un montón; todos querían repetir y repetir, y eso que no es nada sencillo: el rocódromo es algo enorme (desde su punto de vista) y lanzarse por una tirolina semejante  y bajar por el medio de los árboles Ufff. Fue una de las actividades que más gustó sin lugar a dudas.

Durante la visita a los animales, los niños pudieron acariciar a muchos de ellos mientras los monitores nos explicaban curiosidades diversas y atendían a las preguntas que hacían los peques. Dimos un biberón a una ternera, alimentamos cabras y ovejas, tuvimos en brazos a conejos, vimos ocas, burros y caballos. ¡Cómo les gustaron los animales! Muchos querían llevarse algún conejito.

Después de una suculenta comida y de un rato de tiempo libre empezó la aventura de la tarde. Teníamos que seguir una serie de pistas que había diseminadas por el bosque para poder regresar a casa; ayudándonos de una brújula, un gps y un mapa. Además había que superar una serie de pruebas que otorgaban puntos. Pobres, algunos pensaban que de verdad nos habíamos perdido. Es que leer un mapa, entender una brújula y ese gps tan raro no era tan fácil como parecía.

Tras una merienda que esperaba a los exploradores, comenzamos el taller de telares. Una actividad más tranquila en espera de la ducha y la cena.

Antes de la ducha, por fin, pudieron escoger las literas.

Cuando todos pensaban que la jornada había acabado nos esperaba una velada nocturna llena de aventuras, misterio y algo de miedo. Los niños tenían que ir en varios grupos buscando una serie de pistas, ayudados de mapas y linternas, bajo la creciente oscuridad.
En esta actividad sí que hubo algunos niños que tuvieron algún miedo, pero todo se subsanó cuando descubrieron las pistas.
Con tanta actividad, a pesar de los planes que tenían, los niños cayeron rendidos en brazos de Morfeo en cuanto se metieron en cama.

El día siguiente comenzó a las 9.00h recogiendo las habitaciones y las maletas y aprendiendo a doblar los sacos de dormir.

Después de un copioso desayuno un grupo se fue a la Hípica para montar en tres hermosos caballos, cada cual más grande, de cuyo nombre no me acuerdo, pero seguro que ellos sí. ¡Qué memoria!
El otro grupo se quedó terminando los telares.

Después rotaron. Que ansía tenían los del segundo grupo por ir a la Hípica.

Después de un tiempo espectacular tuvimos mala suerte y como las nubes amenazaban tormenta no pudimos completar la experiencia con la visita A Fervenza do Toxa, algo que nos ha quedado pendiente. Una auténtica pena. Sin embargo, os animamos a que la visitéis con vuestros hijos es digna de contemplar y el paisaje es maravilloso.

Ha sido una excursión fantástica. Estos niños son fabulosos.

Muchas gracias por haber confiado en nosotras para que vuestros hijos vivieran este fin de semana, que seguro que no olvidarán.

Comentarios

Entradas populares